
Presentación del capítulo “El héroe, la heroína y el andrógino” del libro Cuentos de Hadas, Alegorías de los Mundos Internos de la autora J.C. Cooper, experta en mitología y simbolismo.
“El ambiente del cuento de hadas ha de ser, por fuerza, romántico. El eros juega un papel importante en el mito, el simbolismo religioso, la saga y la historia, al introducir la interacción dual de los poderes masculino y femenino dentro del marco de una situación amorosa concreta.
Las aventuras del héroe y la heroína, el príncipe y la princesa, representan la búsqueda de la otra mitad, de la fuerza complementaria mediante la cual se consigue el equilibrio y la armonía.
El poder solar masculino se abre camino en el mundo por medio de su presión egoísta y racional, convirtiéndose, cada vez más, en algo distinto y difuso hasta que encuentra a su opuesto, lunar, femenino, intuitivo y empático, con quien se relaciona y finalmente se entrega en la unión sagrada.
Esta es la conjuctio de la Alquimia, en la que lo masculino y lo femenino se fusionan en la unidad final, el estado en que ya no existen oposiciones ni conflictos internos, alcanzando así, a través de la unión El Centro.

Esta búsqueda de una pareja complementaria tiene lugar en todas las alegorías míticas y religiosas, es la búsqueda del complemento de la integridad personal mediante la relación y la participación, la disolución de los contrarios para formar una unidad, simbolizada por los opuestos ying-yang encerrados en el círculo unificador.
Por tanto, la relación entre el hombre y la mujer es uno de los elementos fundamentales en el cuento de hadas. Cada uno de ellos aparece asociado al otro.
El desarrollo del cáracter, el despertar de un poder latente, el paso de la niñez a la madurez, de la inocencia a la experiencia, avazando entre dificultades y pruebas, es el motivo central que abarca toda la gama de relaciones humanas. El eros es la nota clave del relato.
El héroe parte como una naturaleza humana no regenerada y avanza entre pruebas y tribulaciones en busca de su propia alma, para alcanzar la realización del Propio Ser en el viaje que lleva desde el cuerpo al alma y al espíritu En este proceso no sólo encuentra su propia identidad, sino que ayuda también a otras personas, bien sea poniendo fin a las iniquidades de algún poder maligno, monstruo o dragón, encontrando un tesoro perdido, el Mundo Perdido, o devolviendo la prosperidad a una tierra desértica.
Tener que marcharse del hogar o lanzarse al mundo para hacerle frente en solitario simboliza tanto el trauma del nacimiento físico como la experiencia traumática de tener que alcanzar una madurez física y psíquica en la adolescencia. En el mundo espiritual significa salir en busca de la iluminación.
El héroe o la heroína, que en el mito y la saga tienen nombre propio pero en el cuento de hadas son los anónimos Príncipe y Princesa, Tercer Hijo o Hija Menor, representan los ideales de la raza: sus cualidades producen admiración y todos quieren emularlas.

El héroe tiene cualidades solares: joven, apuesto, de cabello dorado, avanza de la oscuridad hacia la luz. Otto Rank lo ve como “el héroe recién nacido, el joven sol que se eleva desde las aguas, que se enfrenta primero a las nubes inferiores, pero finalmente triunfa sobre todos los obstáculos”
Estos obstáculos son muchos y variados. La historia debe comenzar con algún tipo de problema, ya que el descenso del alma al mundo de la revelación es el tremendo descenso y caída desde el Paraíso Perdido. En esto, los cuentos de hadas van mucho más lejos que los cuentos folklóricos y las historias de aventuras, más allá de la enseñanza de la moralidad y advertencia del peligro. Llevan al héroe y a la heroína a experiencias que concluyen con la realización, la unidad final de los opuestos y la recuperación del Paraíso. Algunos cuentos folklóricos se detienen en el nivel moral, histórico o psicológico sin trascender hacia lo sobrenatural y espiritual. Solo se preocupan por la vida práctica del mundo, no por la misteriosa rueda de nacimiento-muerte-renacimiento, que es el más valioso legado de los cuentos de hadas.
Aunque las situaciones de los cuentos de hadas son indudablemente humanas se encuentran, sin embargo, un paso más allá de la vida humana corriente, porque puede suceder cualquier cosa y todo es posible, ya que están relacionados con un mundo sobrenatural. Los hechos y los sentimientos, aunque se expresan en términos humanos, están transformados y espiritualizados.
Los héroes y las heroínas tienen virtudes, pero no vicios (estos últimos se dejan para los villanos o anti-héroes). Los hermanos estúpidos, codiciosos o taimados y las hermanas feas y perezosas actúan como contraste para que destaquen claramente las virtudes del héroe o la heroína. Incluso cuando el protagonista tiene una personalidad simplona, esta deficiencia es más aparente que real y, en última instancia, le resulta útil y contribuye a su triunfo. Sólo en raras ocasiones actúa de manera contraria a lo que se espera de su personaje, cuando ignora las instrucciones de su animal colaborador o consejero, como en el Pájaro de Oro, pero incluso en este cuento termina por entrar en razón y el animal, con una tolerancia infinita hacia la estupidez humana, sigue ayudándole y hace que la aventura tenga un final feliz.
La mayor parte de las historias de héroes se ajustan a los patrones de nacimiento-muerte-renacimiento, iniciación y Paraíso Perdido y Recuperado. Este grupo de cuentos habla de los esfuerzos que realizan la mente y el espíritu para comprender los deseos e impulsos anteriores, el temor al aislamiento, el vehemente deseo de unidad y la búsqueda de la perfección. Los cuentos de hadas se parecen a los sueños en que dan forma a este mundo interior de poderes buenos y malos, de motivos ocultos, de imperfecciones, de fortalezas y debilidades. También pueden provocar la entrada de fuerzas espirituales superiores al mundo de lo manifiesto, lo que supone una hierofanía (llegada de un ser sobrenatural, persona sobrehumana o héroe).
Las pruebas por las que pasa el héroe se ajustan al patrón de las pruebas rituales de la ceremonia de iniciación y son esencialmente masculinas: el héroe tiene que demostrar su masculinidad, como en las costumbres tribales. Algunas, en cambio, se parecen más a la lucha del hombre contra las fuerzas elementales de la naturaleza. Pueden figurar entre las pruebas el hallazgo de determinadas flores, frutas o bayas lejos de su ambiente natural, conseguir leche de león o tres pelos del diablo, encontrar un pájaro mágico o el agua de la vida. Estas pruebas se encuentran en el mito de la épica gilgámica y en los viajes de Ulises y Perseo. Hay otras pruebas de ingenio, como la resolución de acertijos, o la pelea contra el monstruo.

Hay también pruebas referidas a tentaciones y hay también un tipo de prueba conocida como el Anfitrión Exigente, que recurre a la cortesía, una cualidad muy valorada entre las hadas. El que pone la prueba, el Rey o el dueño del castillo, hace peticiones absurdas, ilógicas e incluso crueles, pero la cortesía natural del héroe, logra el desencantamiento. Culminar con éxito las pruebas asegura la unión del héroe y la heroína.
En el mito, la leyenda y el cuento de hadas, el héroe o la heroína se aventuran a entrar en un reino encantado donde se encuentran con seres sobrenaturales, predispuestos al mal. Mediante el derrocamiento de estos poderes, superadas las pruebas y tentaciones, se puede desencantar a una persona o lugar, o se puede ganar la entrada al Otro Mundo, como sucede en las veces en que el matrimonio es con un ser inmortal. Cada prueba está dispuesta para asegurarse de que el héroe o la heroína cumplen con las normas más elevadas y todas son reflejo de las que tienen lugar en los ritos de iniciación de todo el mundo.
El héroe en el cuento de hadas, a diferencia del mito o la saga, no preocupa tanto su nacimiento o su muerte, sino los actos que realiza para encontrar a la heroína y lograr así la unidad. En la mayoría de los casos tanto el héroe como la heroína son de linaje real o campesinos. Ambas clases se encuentran y mezclan con naturalidad. Una como centro que controla un ritual antiguo, la otra imitándola y transmitiéndola a los ritos y ceremonias populares, como festivales, carnavales, fiestas y en todas las ocasiones en que se narran cuentos como un ritual.
El héroe o la heroína siempre está destinado a una ascensión en su escala sin importar su linaje, pero siempre enfrentándose previamente con la hostiliad. Estas historias siguen el patrón del mito y el simbolismo del que nace dos veces. El hombre no se da cuenta de su verdadera naturaleza hasta que se la revela la experiencia de la vida. Para poder establecer un equilibrio entre los poderes de la luz y la oscuridad, siempre hay una fuerza opositora o enemiga que vencer.
Las pruebas Heróicas

Las pruebas y tribulaciones llevan, finalmente, a la conquista de la novia y el reino. En el mundo sensible existir es sufrir, pero en el reino del espíritu todo es posible y con esta libertad vienen la alegría y la felicidad. Las historias trágicas simbolizan los designios del destino, inevitables para los humanos; en el cuento de hadas interviene la ayuda sobrenatural para ayudar al héroe o la heroína.
La costumbre de tener que conquistar a la novia es un ritual antiguo. La heroína se encuentra a veces en lugares inaccesibles, como en Rapunzel, o algunas veces está cautiva de un monstruo o un dragón. Este tema de la altura o la inaccesibilidad significa que lo femenino, como la sabiduría, es algo trascendente, sobrenatural y celestial, pero hay que liberarla para que pueda cumplir su verdadera misión: los dos reinos, los dos polos tienen que encontrarse.
La heroína como el héroe es generalmente hermosa, de cabellos dorados lo que hace pensar en la Aurora, el Amanecer, la Primavera y en sus hermanas feas u opositoras como la Noche y el Invierno. También se pueden encontrar vestigios en el príncipe de un héroe solar divino y en la princesa a la diosa lunar, cuya unión sagrada provoca el encuentro final de los opuestos y la mística unión del Cielo con la Tierra.”